sábado, 9 de septiembre de 2023

TESTIGO DE CARGO (BILLY WILDER, 1957) (MP4)


Hoy toca una de esas películas-fetiche que han marcado mi vida, una de esas obras que me convirtieron en el cinéfilo que soy actualmente.

A BILLY WILDER le debo muchísimos buenos momentos de mi vida, haciéndome gozar, en diferentes momentos de mi vida, del Cine con C mayúscula con obras inmortales e irrepetibles como EL APARTAMENTO, SABRINA, UNO-DOS-TRES, IRMA LA DULCE, BERLÍN OCCIDENTE, CON FALDAS Y A LO LOCO... Me hizo saltar de la butaca a una edad muy temprana cuando vi el reestreno de PRIMERA PLANA, me hizo temblar de inquietud con PERDICIÓN, provocó que me enamorara de GINGER ROGERS con EL MAYOR Y LA MENOR y me regaló la sorpresa de mi vida con el final más inesperado del cine que había visto hasta el momento cuando, en aquel día de 1977 mis padres me llevaban a un reestreno de TESTIGO DE CARGO que echaban en el Cine Delicias de mi barrio. Supongo que muchos entenderán ahora por qué, en el estreno de la primera entrega de Star Wars, allá por 1977, me aburriera como un regimiento de ostras, como también muchos comprenderán por qué fui un "niño raro" a los ojos de mis compañeros de clase y amigos de la infancia, lo que provocó un "bullying" sistemático y atroz.

Pues bien, ésta es la película que os quiero ofrecer hoy, la que hizo que me quedara prendado de por vida con CHARLES LAUGHTON, ese enorme (en todos los sentidos) Sir Wilfrid Roberts, un abogado recién salido de una delicada recuperación tras un ataque al corazón, cuidado por una impresionante ELSA LANCHESTER (la que fuera novia de Frankenstein en la película de los años 30) y seducido por la acusación de asesinato por la que fue señalado un imponente TYRONE POWER, secundado por una siempre inmensa MARLENE DIETRICH. Con este excelso elenco de actores, se enarbola una versión cinematográfica de la obra de AGATHA CHRISTIE, quizás la mejor adaptación al cine de una obra de esta insigne escritora.



El relato, la obra y la película nos cuentan, en esencia, lo mismo, la historia de un hombre acusado de haber matado a una mujer mayor que él que, presumiblemente, se enamoró de él y que éste aprovechó para quitarle la vida y llevarse la mayor parte de un testamento recientemente modificado a su favor. El hiper-cuidado Sir Wilfrid Roberts (Charles Laughton) tiene prohibido abordar casos criminales por prescripción médica, algo que debe controlar su ínclita y a veces impertinente enfermera Miss Plimsoll (Elsa Lanchester), pero el caso de Leonard Vole (Tyrone Power) era demasiado tentador para Sir Wilfrid, sobretodo tras la visita de la gélida Christine (Marlene Dietrich) en que descubre que, aunque de una manera muy fría y ensimismada, Christine puede proveer de una coartada a su defendido. 




Sin embargo, considera que ésta sería poco útil para la defensa de Vole por venir de su propia esposa, quien, por otro lado, no puede testificar en contra de su marido según las leyes inglesas. Tampoco quisiera olvidarme de otros dos excelentes actorazos que intervienen de una forma importante en el film, como son JOHN WILLIAMS (no el músico, sino un gran actor británico que, entre otros, abordó el papel de inspector jefe Hubbard en la célebre CRIMEN PERFECTO de Hitchcock) ni de HENRY DANIELL (el Ministro del Interior Garbitsch, la magnífica parodia de Joseph Goebbels en EL GRAN DICTADOR).



Con todo este montaje en las manos, Billy Wilder edifica una de las más enormes obras maestras de la historia del cine, colocando el listón tan alto como prácticamente imposible de superar. Al final de la película, durante los créditos, una voz en off aconseja no desvelar el final de TESTIGO DE CARGO a aquellas personas que no la hayan visto. 



Hace poco leía en una web de cine el siguiente texto: 
Si les gustan los argumentos desordenados vean, por favor, Atraco perfecto (Kubrick, 1956) y si creen que Interesetellar (Nolan, 2014) es ciencia ficción intelectual échenle un ojo a 2001 (Kubrick, 1968). Sí, todo el mundo dice que la ha visto, pero pocos la han visto de verdad. Y si quieren un final sorprendente, cambien de director –aunque también los tiene-, y vean Testigo de cargo (Wilder, 1957). 
Suscribo al 100% este texto, porque TESTIGO DE CARGO no es solo intrigante, apasionante y su final realmente memorable, el film es también un prodigio de cómo escribir un guión que combina a la perfección suspense, intriga y humor. Billy Wilder era tan bueno escribiendo que poco importaba que no fuera un visionario escénico como Orson Welles o un dramaturgo fílmico como John Ford. Por cierto, a los más jóvenes, ¿les dicen algo estos nombres? ... y no vale mirar en la wikimierda.

Venga, disfrutad de esta obra de arte que el próximo diciembre cumplirá sesenta años... y es que el cine atemporal nunca muere y debe formar parte del patrimonio de la humanidad, con acceso universal, libre y gratuito.

Buenas noches.




TESTIGO DE CARGO


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